Cuando el arte de la experimentación se une a la calidad, la pasión, el valor, y sobre todo la técnica, nacen vinos excepcionales destinados a marcar para siempre la historia de la enología: el primero de todos es sin duda Solaia, de la célebre Marchesi Antinori. Cuando en 1978 Piero Antinori decidió probar a embotellar las uvas excedentes de la producción de Tignanello, probablemente no sabía que crearía uno de los Supertuscan más famosos del mundo, seguramente el más icónico. El resultado es simplemente asombroso: ningún otro vino podría haberse producido sin el Solaia.

La finca Tignanello se encuentra en el corazón del Chianti Clásico, entre las suaves colinas encerradas entre Greve y Pesa, donde los viñedos disfrutan de días soleados y frescas noches durante la temporada de crecimiento. Elaborado con las uvas más seleccionadas de Cabernet Sauvignon, Cabernet Franc y Sangiovese, Solaia cobra vida desde el viñedo homónimo.

Gran vino de meditación, esta extraordinaria etiqueta satisface agradablemente todos los sentidos: desde la vista, que se presenta en rojo rubí intenso, hasta el olfato, donde se abre con gran impacto con notas fragantes e intensas de frutas rojas maduras, enriquecidas con agradables aromas florales y especiados. En boca es rico, persistente, envolvente: un clásico que nunca deja de sorprender, como confirma también la numerosa serie de premios.

Te lo ofrecemos hoy en una exclusiva vertical procedente de una espléndida colección privada.