Lambrusco

Lambrusco es quizás el emblema más manifiesto de lo que un vino puede caracterizar un territorio: enérgico, espumoso, vivo y agradable, encarna completamente el espíritu y la esencia de su tierra de producción, Emilia Romagna. Lambrusco es un vino indígena, profundamente vinculado a su tierra, cuyas uvas provienen completamente del territorio, una fuente de orgullo entre los productores. Su historia se pierde en las brumas del tiempo y se remonta a los tiempos de los antiguos romanos, cuando la vid silvestre se llamaba Lambrusca. .

Un vino con una apariencia agradable y dulce, sus uvas se cultivan principalmente en los territorios entre Módena y Reggio Emilia y, en pequeñas cantidades, en las provincias de Mantua y Parma, entre Emilia y Lombardía. Su peculiaridad, lo que lo hace verdaderamente único es ser un vino espumoso y tinto: combina bien con las noches de verano, los embutidos con amigos y, entre las combinaciones más atrevidas, las palomitas de maíz, como su gran admirador, Luciano Ligabue, en una pieza que nos recuerda la extrema versatilidad de este vino. Lambrusco es hoy un vino moderno con una tradición milenaria, un vino pop, como se podría decir: con su frescura y facilidad de consumo, a prácticamente todo el mundo le gusta.